, aunque son mejores ahorradoras, todavía no prestan la suficiente atención a la inversión. Esto puede salirles caro a largo plazo, dado que, actualmente, las mujeres tienen una esperanza de vida mayor, pero cobran menos y recibirán pensiones inferiores. Por lo tanto, salvo que hagan una gestión óptima de sus finanzas, en el futuro, su situación económica será peor. Después de tomar conciencia de los hechos, queda sentarse, trazar un plan para cubrir ese gap y ponerlo en marcha.

ha cambiado sustancialmente en las últimas décadas en nuestro país –el 60% de los licenciados en España son mujeres, estas constituyen el 45% del mercado laboral y aportan de media un 40% del ingreso familiar-, las mujeres pasan más tiempo alejadas del mercado laboral, obtienen unos ingresos  un 30% inferiores de media que los hombres, aportan un 20% menos a los planes de pensiones y perciben un 39% menos de pensión pública.

y cuando se implican suele ser en decisiones sobre gestión de patrimonio, pero no de inversión, tal y como explicaron Marta Rodríguez y Belén Alarcón, socias de Abante durante el evento Independencia económica. Las mujeres, comentaron apoyándose en los datos de diversos estudios, “somos buenas ahorradoras, buenas pagadoras, prudentes a la hora de invertir y más conscientes de la importancia del largo plazo en las decisiones financieras. Estas cualidades, que, en principio, pueden ser positivas, pueden también jugar en nuestra contra”.

Así, estas ahorradoras deben dar un paso más y convertirse en inversoras, tener control sobre la gestión de su patrimonio. Para ello hay cinco aspectos que los inversores, tanto hombres como mujeres, deben tener en cuenta, como ya hemos comentado alguna vez en este blog: inflación, binomio rentabilidad-riesgo, fiscalidad, inmuebles y jubilación.

Mujeres e inversión

inflación tiene un impacto importante en nuestras finanzas personales: dejar el dinero debajo de la almohada hoy, con una inflación media del 2% (el objetivo del BCE) durante 20 años, supondrán que habremos perdido un 33% de capacidad de compra. Si las invertimos en un depósito que iguale a la inflación, con un 2% de rentabilidad, la rentabilidad anual real será negativa por el efecto de los impuestos, por lo que al cabo de dos décadas nuestro poder de compra se verá reducido en un 15%.

Así, para que nuestro esfuerzo de ahorro no sea una carga demasiado pesada, deberemos buscar una determinada . “El plazo es fundamental en nuestro plan financiero y vital”, subrayó Belén Alarcón, que aconsejó no dejarnos llevar por las emociones, ya que pueden jugar en nuestra contra.

Además, hay que evitar falsos mitos, como, por ejemplo, pensar que con la inversión en afecta tanto a la renta disponible para ahorrar o invertir, como a la rentabilidad neta de las inversiones. Las expertas terminaron su exposición recordando que el de los que se jubilarán dentro de 30 años, respecto a los que se jubilan ahora, para el mismo objetivo de gasto y buscando una rentabilidad del 3% para la inversión, será .